jueves, 10 de enero de 2013

Pies


Que los hay, los hay.
Pero jamás uno que no delate.
Algunos intentan zafar de la horma del zapato
exigiendo a las costuras estirarse
hasta el límite del corte.
Otros, flacos, finos, largos y estilizados
base de medias que se mimetizan
con la piel pareciendo teñirla.
Calcetín casi sin sustancia.
Son la base, el sostén, nada menor
soportan, bancan, aguantan
no sólo un peso, más bien un estilo
la modalidad de cómo plantarse
frente al mundo, la vida, frente a los demás.


Qué podrán esconder estos pequeños potentes.
Todo delatan, atestiguan.
Están presentes en cualquier instancia.
Bajo lluvia, sol y sábanas
sobre el pasto, el fuego y la faz.
Base, piso, sostén.
sostienen, sospechan
y tropiezan cuando consideran que no hay que seguir
Pueden ganarle a la voluntad
Son cómplices de la intuición
Nuestros queridos pies
por más tapados que estén
hablan de nosotros
Van con nosotros
Hasta que se detienen una vez,
y ya no podemos seguir.

Vacaciones de invierno

Plazas multicolores, abrigos multiformes,
risas multiplicadas, alegría al por mayor.
Cuánto chico en la calle, el tren y el subte.
En el campo y la ciudad todos salen a jugar.
Madres poco habituadas a tanto chico, padres divertidos
madres en sagrados, sublimes y creativos pic nics.
Padres desbordados de tanta acción
chicos con mocos, despeinados, con cordones desatados, de mejillas encendidas, ojos de chispa, miradas cómplices, manos pegoteadas, bolsillos con chicle, canciones que dan ritmo al paso, brazos desnudos que no sienten la temperatura, vista de lince que percibe la pelota ya sin sol, tortas de barro que son un manjar, corridas en banda para nunca olvidar.
Cuando terminen las vacaciones, las aulas han de alimentar lo más sagrado de un pueblo, la NIÑEZ.