Tengo una herida tan profunda en el corazón…. palpita de
dolor mi alma. Sentimientos conocidos que parecen resurgir frente a ciertos
estímulos que nadie quiere volver a tener. ¿Cómo será el dolor desgarrador?
¿Cada vez que aparece, como en un juego de espejos, despierta aquellos otros
motivos que en la historia personal despertaron esta escisión?
No es angustia, y vuelve el detalle por etiquetar cada
sensación para poder entender lo inentendible, asir lo inabordable. Es dolor,
puro y claro, lacerante y perpetuo. Sí, no termina porque cada vez que ocurre
una desgracia despierta como un viejo monstruo que va tomando todo de nosotros.
Levantarse de la cama a la mañana es una tarea ciclópea porque la vida pesa.
Sí, pesa mucho andar con este descarnado encima.
Otra vez intentar comprender o saber cómo hacer para
convivir con esto…. ¡Basta! Y entonces la Razón hace entender que hay otros con
más padecimientos, que aún sonríen. Sin duda el propio no aminora, pero hace
que una fuerza desconocida haga de resorte para seguir y seguir…
¿Duele más el dolor ajeno que el propio?
Sí, acompañar el padecimiento de la generación que nos
precede es… Terrible. Los años vividos nos posicionan más fuertes ¿sólidos?
frente a la adversidad. Y surge la sin razón de preguntas del ¿por qué a él? Si
en sus cortos 27 ya sufrió la pérdida de su amada madre, en un calvario que
habrá percibido como eterno. Vuelve… Otra vez un cerebro Amado dañado…., otra
vez la recuperación… otra vez la expectativa por un futuro más que incierto….
Otra vez.
¿Por qué? Sin duda el tiempo dará pistas de alguna
respuesta, pero Hoy… cómo duele, lacera, parte, sangra y duele. Cómo duele hoy.
Pipe te AMO