lunes, 8 de noviembre de 2010

Depende

Jarabe de Palo dedica una lindísima canción al título: "Según como se mire todo depeende...", cantan. La recomiendo. Hoy me llamó una ser querida para preguntarme por la salud de otro ser, le diagnosticaron diabetes y con ella un rotundo cambio de hábitos: dieta, ejercicios, suspensión total del tabaco y otras delicias.
Junto a esta noticia, el "diabético" tuvo un reencuentro con compañeros de colegio de la infancia. Hoy visitó a uno que está internado y en silla de ruedas. El diagnóstico fue distinto: esclerosis múltiple. Otro amigo, desde la semana pasada en terapia intensiva, sin diagnóstico aún.
Lamento lo fatalista de esta entrada, pero tiene que ver con el título. Para entender por qué la diabetes parece una cosa menor (objetivamente no lo es), era imprescindible enmarcarla en la realidad descripta. Al lado de semejantes asuntos, el excedido en glucemia no puede menos que agradecer que le tocó eso y no otra cosa. Otra persona que adoro me contó que después de una tremenda tragedia se preguntó ¿Por qué a mi? Un iluminado le replicó ¿Y por qué a mí no? ¿Quién es uno para determinar qué cosas nos pueden pasar y cuáles no? ¿Acaso alguien puede hacerlo? A partir del planteo, la carga se le alivió bastante y la conciencia de vulnerabilidad permitió transitar mejor el dolor.
Ayer vinieron a comer un asado dos familias amigas, una de ellas perdió a Matías, de quien ya escribí. Cuántas cosas pasan a nuestro alrededor y a veces parece que pretendemos que ciertas cosas "les ocurren a otros", como si nosotros fuéramos inmunes. Hasta que la vida se encarga de mostrarnos que no es así y con un zapatazo o baldazo helado, se ocupa de movernos del lugar. Tremendo error es intentar la quietud, seguir siendo el mismo y que las experiencias no nos moldeen. Si para algo sirven es justamente para dejar de ser los que éramos, algo por mejorar siempre hay.
En mi novela (perdón, "Amar en tiempos revueltos" que sigo cuando y como puedo, me fascina) hoy hablaban de la vida como un regalo, un  don que no tenemos derecho a despreciar. Cada segundo que pasa ha de ser vivido como corresponde, con todas las fibras de nuestro ser. Pero básicamente con gratitud, pues no sabemos hasta cuando dure este milagro. Y mientras existe..., mejor no desaprovecharlo.

2 comentarios:

  1. bonita reflexión, y quizá sea la que debemos aplicarnos y que no terminamos de entender,que la vida es un don, un regalo, que ni siquiera deberíamos despreciar, y si lo hacemos ya se encargará ella de recordarnoslo...

    precioso post, Azul

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  2. Acuerdo totalmente Filo! Vos sos parte de ese don y regalo.

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