sábado, 20 de diciembre de 2014

Otoñete


Hoy sentí la emoción de estar viva, de circular, palpitar, ser parte de un todo maravilloso, poder ver el paisaje y disfrutar del recorrido. Fue realmente mágico, salía de casa por una galería de robles que empiezan a mancharse de otoño. Mañana cálida después de un amanecer fresco, sombras más largas y el calor que todavía lucha por persistir. Por más mangas cortas, el viento es distinto, no sólo la temperatura, las hojas son testigos de su recorrido, de los remolinos que juntan ocres, últimos verdes y restos caídos de los árboles. Lo recuerdo y me vuelvo a emocionar. Tuve que salir porque no tenía acceso a internet y hoy debía concluir un par de artículos. Estaba todo armado para trabajar en casa, pero el escenario magnífico coartó cualquier intento de molestia, queja o resistencia: me dejé llevar por un maravilloso ¿día? no, REGALO otoñal.
Intensidad de un nuevo otoño

2 comentarios:

  1. ¿Otoño? ¿En el recuerdo mientras cierras los ojos o en la realidad? Y yo diciendo a mis alumnos que ahora se están asando de calor en el Río de la plata... Eso de que en el cono sur la navidad sea en manga corta no lo llevan muy bien... ja ja

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  2. Angliiiilloooo.... Hace tanto no venía a esta diarialavida que me sorprendió tanto como a vos el escrito el día antes del inicio del verano. Son desvaríos de la autora, ¡perdón! Hoy sí publiqué cronológico, justo de tus amantes los pájaros. Va en dedicación tuya y Juanín ¿cómo anda el párvulo? El de diciembre se habrá traspantallado en alguna noche insomne ¡Jé!

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