sábado, 15 de septiembre de 2012

Al final ¿Qué son los vínculos? El principio

Vuelvo a un tema ya presentado: la importancia de los vínculos. Siento que nos determinan, atraviesan, forma y deforman. Tuve el enorme placer de compartir por este medio una profundísima decepción con uno de mis hermanos. Fue leida, y creo que mal interpretada, por uno de sus amigos. Sin ofender, poco me importa. Hubo sobradas oportunidades para aclarar las cosas por medios más humanos que estos..., pero bueno, los intereses hablan del tipo de vínculo.
Parece que aquí radica una de las maravillas de los blogs, pude contactar con gente maravillosa de diversas geografías con una relación superior a la de Facebook. Y esta posibilidad tan extraña de desahogo, de poner en palabras escritas algunos pensamientos y sensaciones. Espero no aturdir a quienes leen, pero a veces compartir ciertas intimidades, nos acercan, saber que nos somos tan exclusivos en nuestros sentires..., en fin, pareciera acercarnos a nuestra humanidad, a saber que la naturaleza es nuestro denominador común.
El caso es que el domingo pasado fui a visitar al hospital a otro hermano, con el que había perdido relación hace unos tres años. El motivo fue el hartazgo, el cansancio del desequilibrio. Aprendí (algunas veces lo olvido) que la relación entre las personas debieran tender a ser parejas. Digo esto mientras intento observar a uno de mis hijos mientras llama a un vecino, "dejame mamá, que yo se cómo manejarme con mis amigos". Lo respeto, ya tiene edad como para ir haciendo su propia experiencia en el recorrido. El vicio de querer evitarles sufrimientos o frustraciones, tan necesarias para el aprendizaje... (ya lo resolvió, y mucho mejor que si seguía mis sugerencias...).
Vuelvo a la..., ¿simetría de intereses? Me refiero a la importancia de aceptar cuánto se involucra el otro en la relación, mepa que nunca son exactamente parejas, pero es sano tender a eso. Pienso básicamente en amistad, pareja, hermandad. Con hijos y padres es otra cosa, casi que no alcanzarían varias entradas al blog para cada una de ellas.
Vuelvo al hermano. Una se cansa de invitar, convocar y no obtener respuesta ni retribución. Sin duda que uno no llama para que lo llamen, pero después de varios intentos de un lado y cero del otro... hay que saber aceptar. Sobre los finales pensé en un liso y llano rechazo. Quizá no sea tal, sencillamente desinterés. Esto pasó con el hermano que fui a visitar el domingo. Tal fue su emoción, que no pude menos que conmoverme. Aprendí a vivir sin él, a borrarlo de mi vida y presente porque no eran más que negativas los intentos de verlo. Todo fue muy bien, hasta que se le diagnosticó un cáncer. Ya mi madre organizó una reunión para que nos "veamos" y me resistí. Entendí que era algo que dependía de él y yo, sin intervención de terceros. Cuando finalmente fui el domingo, sin el objetivo de verlo, básicamente acompañar a mi mamá, pidió que entrase a saludar. Confieso que me temblaban las patas, pero pude.
Fue realmente emocionante, con lágrimas y TANTO agradecimiento de parte de él, que me incomodaba, como si yo fuese no sé qué. Ayer también lo fui a ver y conversamos muchísimo, me quedé muy afectada porque noté cómo la enfermedad avanza tan rápido, es impresionante. Incluso le dieron el alta, ya está en la casa. Nadie lo dijo a las claras, entiendo que ya en el hospital no se puede hacer más nada. Creo que acompañarlo, ayudar a su mujer que enfrenta algo tan duro es lo más que podemos. Y, como gracias a Dios tengo fe, pedirle a quien está en lo alto que lo proteja, lo colme de bendiciones y nuestros seres queridos que partieron antes, le allanen el camino de la Gloria.

2 comentarios:

  1. Uff... qué duro. Y qué transparente lo que escribes, Azul. Qué capacidad para abrir el alma. Otros no tenemos tanta suerte y nos da miedo compartir lo más profundo, hasta con nuestros seres más cercanos...

    Un saludo y ánimo!!!

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  2. Angelín... con tantas ganas de leerte, ya me voy para allá a ver tus bellas piedras.
    Salud amigo

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