jueves, 7 de noviembre de 2013

Ley de Medios

El título hace referencia a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, 26.522, sancionada y promulgada el 10 de octubre de 2010. La semana pasada fue tapa de todos los diarios y el Gran Tema nacional, que llegó a cruzar la frontera, porque finalmente la Suprema Corte de Justicia la declaró constitucional. A mi modo de ver, fue un gran papelón: esa ley se voto por mayoría en ambas cámaras después de haber caminado alrededor de un año por las provincias argentinas. Se hicieron foros de debate en los lugares más insospechados, universidades, sindicatos y otras organizaciones de toda la república fueron sedes anfitrionas para discutir los distintos puntos del proyecto de ley. Todo esto se publicaba en la página web de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA: www.afsca.gob.ar) y los interesados podían seguirlo, incluso opinar y todo era tenido en cuenta. Así el proyecto se amasó a lo largo y ancho de la patria gestando una de las leyes más democráticas, donde se defiende la voz de "todos y todas".
¿Por qué se necesita defender? Porque la palabra es poder, sin duda y los históricos que se creen dueños de ella, no quieren ceder ni un milímetro. Los pueblos son dueños de la palabra y mucho hay que luchar para que circule y se escuche. "Uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras", dice un refrán que estaría sólo para aplicar a nivel individual, en lo social, considero que vale más "quien calla otorga". Cuando hay espacios en pugna se los apropia quien primero los conquista, cómo la humanidad se "adueñó" de la tierra, es un claro ejemplo. Casi como en el juego de los chicos, pero bastante más complejo de analizar: "el que llega primero gana". Bueno, esta ley viene a poner esto en debate, no es cierto que consuetudinariamente los propietarios de medios de comunicación tengan que seguir y seguir como en una monarquía. Incluso en las reglas del ¿libre mercado?, nada se dice de expropiar ni socializar, simplemente (¿?) se destina el 33% del espacio radioeléctrico a la sociedad civil, organizaciones y/o agrupaciones que trabajen por la comunidad sin fines de lucro. Han surgido así radios de comunidades aborígenes, religiosas y tantas otras que jamás imaginaron ser escuchados por otros que no participan del grupo.
Gabriel Mariotto es un nombre que me ocuparé que jamás olviden mis alumnos y familia. Fue el responsable de llevar esta epopeya (y no exagero) adelante, con todo en contra, y lo logró. Considero estratégica la decisión de los foros, bañó de participación al proyecto, otorgando inmunidad individualista. Realmente surgió de abajo la ley y logró llegar al Congreso de la Nación y obtener la mayoría de los votos y ser promulgada y sancionada el mismo día ¡GRACIAS Gabriel Mariotto!


Hoy protagoniza la vidriera el actual presidente del directorio de la Autoridad encargada de hacer cumplir la ley. Sin embargo, es sabido que Mariotto es el verdadero protagonista porque se llegó a esta instancia gracias a su coraje y enorme pericia política. Es la persona menos exhibicionista que hay, suele aparecer en los medios como víctima de una operación mediática para desprestigiarlo o ensuciarlo. Es un referente muuy peligroso para los históricos poderosos. Sin embargo, su auténtica vocación va más allá, no le importa la figuración sino cambiar la realidad que duele, modificar ciertas estructuras que postergan a los desposeídos, para sintetizar: un peronista hecho y derecho que lleva las banderas históricas hasta las últimas consecuencias.
Por último, el Poder Judicial, volvió a salirse con la suya dando lugar a una duda que la ciudadanía no tenía, la constitucionalidad de la ley. Luego de cuatro años (la pregunta es cuál fue el debate que llevó tanto tiempo) le otorgaron la calidad que ya tenía. Durante este año se abrió al debate la democratización de la justicia, lo ocurrido con la ley más democrática es el mejor argumento para volver al asunto, el Poder Judicial demoró años en reconocer la constitucionalidad... de una ley admirada y utilizada de ejemplo por Frank La Rue, relator especial de promoción y protección del derecho a la  LIBERTAD DE OPINIÓN Y EXPRESIÓN de las Naciones Unidas.
Una linterna ahí, para iluminar oscuridad, por favorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr...

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