sábado, 13 de marzo de 2010

Alfajorcitos de maicena

En otra oportunidad hablé de mi abuelo, que nos visitaba todos los febreros y nos traía una caja enorme con alfajorcitos de maicena. Los hacían Cata y Queta, sus hermanas. Sinceramente nunca fueron mi pasión, sí todo lo que los rodeoban. Cuando se llenaban los frascos, era porque Abuelitojosé estaba en casa y eso me encantaba. Cuando se iba y guardábamos con celo los últimos, era un registro de su paso. Hasta que una vez, anduvo un poco perdido, viejito ya, fue su última visita. Fuí a verlo un par de veces a Rosario donde vivía y finalmente al entierro en esa ciudad.
Mi hermana mayor también hace esta especialidad repostera, y la regala en bandejitas cubiertas con celofán. Hace unos días mamá se fue a Estados Unidos a visitar a mis hermanos... ¿y que anduvo cocinando aquí en Pilar para llevar? Sí, alfajorcitos de maicena. Ojalá mi sobrinito se llene de ese amor que hasta ahora vienen transmitiendo de generación en generación.

2 comentarios:

  1. ... hay alimentos que son parte de una familia, recuerdan lugares o como en este caso a personas que ya no están...

    Saludos y enhorabuena por el blog.

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  2. dulces recuerdos que se quedan guardaditos en un rincón y que afloran cuando menos lo esperamos.

    muy bonito,Azul.

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