domingo, 25 de octubre de 2009

Dónde vivimos

Tener una casa es una bendición, un lugar donde cobijarnos de las inclemencias del tiempo, cocinar, bañarnos, y todo lo que vivimos como habitual. Sin embargo es bueno recordar que somos privilegiados de vivir como lo hacemos. Tener acceso a tantas cosas no minimiza los beneficios. Pero el verdadero privilegio radica en con quién habitamos ese lugar, con quién compartimos. Tener una famiilia, ya es un regalo sublime, porque una casa es una coraza que protege algo superior.
Así como el cuerpo es quien protege al alma, la casa es el lugar físico del espíritu familiar. Dicen que el cuerpo es la casa del espíritu, bueno pienso que la casa es el cuerpo donde vive el espíritu familiar. Para los que viven solos, los rincones se van habitando de recuerdos, objetos cargados de vida, risas que sólo escucha quien las compartió, cuadros, fotos y elementos que están en lugar de "alguien". Una tía que vivía sola tenía una frase que ya voy a buscar para compartir, sintetizaba todo esto, que tenía los afectos en cada cosa que colgaba de la pared o decoraba la casa.
De todos modos pienso que a las personas que ya no están las llevamos básicamente en el corazón, no en objetos materiales. Sin duda que son muchas las cosas que nos los recuerdan, unas más intensamente que otras. Pero con mucho esfuerzo aprendo, que al irse estas cosas, se pierde sólo eso, la cosa. La persona está más allá y trasciende su vida en nuestro recuerdos, en la memoria que no tiene espacio físico.
¿Donde está la memoria? ¿Dónde se guardan los recuerdos?

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