viernes, 9 de octubre de 2009

Saludos

Hace un tiempo escribí una columna de un viaje. El tema era el significado de viajar, transportarse, dejar lo de todos los días, etc. La partida en ómnibus de la terminal de Retiro fue bendecida por un changarín, que habrá visto mi emoción a través del vidrio de la ventana de semejante ómnibus, y no pudo menos que tirarme un besito. Así titulé la columna, "Me tiró un besito".
Muchas mañanas dejo a mi marido en la estación de tren y antes de la partida compartimos unos mates. Siempre le pido que cuando pase por la barrera me busque para saludarme desde el asiento de su vagón. Es muy rara la coincidencia, sin embargo la semana pasada, justo me detuve frente a la barrera porque pasaba el tren y lo llamé por celular. La imagen de él en la ventana hablándome y saludando con la otra mano, es uno de los tesoros que me llevaré de este mundo...
Es porbable que alguno lo considere una zonzera, pero esas coincidencias para mí son mágicas. Nunca me quedé esperando en la barrera, es el destino el que tiene que generar el cruce, y así fue. Como cuando pensamos en alguien y nos llama. El otro día mencioné el nombre de mamá y me contestó porque justo estaba entrando en casa. Algunos le dicen a esto conexión, yo no lo rotulo, sencillamente me fascina vivir con esto (y tantas otras cosas).
Las primeras horas de hoy anunciaron un día absolutamente primaveral, y así transcurre. Me crucé con un hombre que se ocupa de mantener jardines, muy pequeño. Un adulto mayor, pero insignificante en su tamaño, al punto que lo llaman "Corcho", y me parece muy ofensivo. Casi que por eso, cada vez que lo veo lo saludo como si fuera un gigante imposible de obviar. Hoy venía con una carretilla cargada (imaginen el cuadro contrastante de pesos...). Lo saludé como siempre, y el pequeño gran hombre dejó la carretilla en el piso para responderme.

2 comentarios:

  1. Un familiar me decía que al saludar siempre hay que mirar a los ojos. Con mayor intensidad cuando más insignificante pueda ser el otro.
    Que pena que ya no esté para seguir diciendo cosas.

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  2. Cómo que no está, ¿sigue en vos que las seguís diciendo!

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